8 de febrero de 2015

Una cancion

Hay momentos en que pienso que a mi mente le pasa algo, no algo malo, pero si algo que no sabría como explicar con palabras, pero quizás si con un ejemplo. Normalmente (definiendo como normal lo que hace o piensa el 99% de las personas) cuando uno escucha una canción, lo primero es distinguir si te gusta lo que oyes o la desechas de momento, digo de momento, porque no lo neguemos, hasta la canción mas chorra la hemos bailado en alguna boda o fiesta. Después profundizamos en la letra, letra pegadiza o letra con mensaje a la cual le ponemos imágenes, y una vez que tienes claro todo, mezclas música e imágenes mentales y disfrutas de la canción. Pero ahí entra mi cabeza para dar un paso mas, y porque en vez de imaginarme solo la letra de la canción en imágenes como si fuera una película, me imagino también como nació la canción, por ejemplo, ¿que desayuno ese día?. Aquí os dejo una de mis canciones preferidas.
Aunque en las noticias de la noche anterior no habían resaltado un cambio del tiempo, esa mañana parecía más fría que las anteriores. Aun así decidió ir caminando, se vistió con ropa cómoda, y por encima un abrigo, bufanda y guantes, tenía que proteger las partes de su cuerpo más necesarias para su trabajo. Camino por un barrio típico de las afueras, casas de dos plantas, con jardín delantero, y como era aun temprano, uno o dos coches aparcados muy cerca de la entrada de las casas. Camino una horas, más o menos, a medio camino, se quito el guante de la mano derecha, quería notar el aire frió mientras la movía como dirigiendo una orquesta imaginaria. Se cruzo con varias personas que viéndolo mover de ese modo la mano, y más tarde acompañándola con un sonido que salía de su boca, pensó que muy bien de la cabeza no estaba, y que pena porque parece joven. Pero el siguió con su rollo, nada ni nadie podría hacerle salir del mundo donde desde la madrugada se había metido. Cuando llego a su destino, miro hacia arriba, quería comprobar el número de la casa, si alguien le preguntara por donde vino y que vio, estoy seguro que no sabría qué contestar, el solo recordaba la melodía. Una vez dentro comprobó que aun no habían llegado todos, y decidió ir a buscar un café, no quería hablar con nadie, decidió sacarse del medio y que nadie lo viera de momento. Se sirvió el café en una taza, echo un chorro de leche, acompañado de dos cucharadas de azúcar. Comenzó a girar la cucharilla, siempre se reían de el por qué la giraba siempre al mismo sentido que las agujas del reloj, pero a él le enseñaron de  pequeño que esa era la forma correcta, y ya es tarde para cambiar, por lo menos en eso. Cuando acabo de revolver, saco la cuchara y la sacudió dando unos pequeños golpes sobre el borde de la taza, nadie lo escucho, pero era la misma melodía que llevaba toda la noche en su cabeza. Ya habían llegado todos cuando regreso a la sala, les pidió atención y se dirigió al piano. Me gustaría tocaros algo que me ronda por la cabeza, les comento, y comenzó a tocar. No toco más de tres notas y se paro, se sentó de lado en el asiento, y comenzó a explicar los pasos a seguir por sus compañeros, continuo tocando, se paro y más comentarios. Una persona estaba en una habitación continua, que disponía de un cristal que hacía de separación entre ambas, si le preguntáramos que creía que pasaba al otro lado del cristal, diría que parecía que ese grupo estaba jugando al juego de adivinar cosas, o títulos de películas. El continuo con su explicación, y según iba avanzando la cara de su público iba cambiando, hasta hubo uno que se echo las manos a la cabeza pensando, este se a vuelto loco, pero muy, muy loco. De repente otro se levanto de la silla donde estaba sentado y dijo, pues si tú lo ves, yo lo veo, y ademas lo compro. En ese momento nació "Bohemian Rhapsody", considerada por muchos, entre los que yo me incluyo, la mejor canción del siglo XX.


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