31 de enero de 2016

La caja

Todo parecía normal en aquel tren, pero de repente todo cambio, no me había fijado antes pero la gente que viajaba en mi vagón no tenia rostro, y eso no fue lo peor, a mi lado viajaba un perro que no paraba de pedirme el vaso de café que yo sostenía en mi mano derecha. Por mucho que me lo pedía yo no se lo quería dar, primero lo intente convencerlo de que el café no era bueno para los perros, luego que si estaba muy caliente, y por ultimo no me quedo mas remedio que decirle la verdad, no te lo doy por que es mío y no hay mas que ladrar. Viendo que no me iba a convencer el perro pesado decidió irle a lloriquear al del asiento de delante que estaba comiendo un trozo de bizcocho. Por fin el tren llego a mi estación, y fue muy raro pero nada mas pisar el anden me puse a correr, y digo raro por que yo la verdad nunca fui de mucho ejercicio físico, y raro también por que no recuerdo el tener que llegar a rápido a casa, pero sigamos. Atravesé los largos pasillos de la estación lo mas deprisa posible, solo me pare al final de uno de esos pasillos por que alguien desde una esquina me hacia señas mientras me llamaba por mi nombre. Como los del vagón este hombre tampoco tenia una cara definida, pero aun así me pare sin ningún temor, una vez frente a el me ofreció una caja, yo al principio me negué a coger la caja, pero después de decirme que era la ultima que le quedaba por entregar y que si no lo conseguía entregar no podría volver a su casa, yo que de entrega de paquetes entiendo un poco decidí coger la dichosa cajita y continuar mi camino, por supuesto corriendo claro. Lo primero que me paso nada mas salir de la estación fue meter los pies en un charco de agua que se había formado en el suelo debido a la cantidad de lluvia que había caído ese día, de repente la sensación de tener los pies húmedos y fríos recorrió todo mi cuerpo, y el que me conoce un poco sabe que la sensación de frío en los pies no es de mis preferidas. Seguí mi camino a casa y para eso tenia que pasar por un callejón que nunca me dio miedo, pero si respeto, y fue mas o menos por la mitad de aquel callejón donde vi a unos cinco seres, por supuesto sin rostro, decidí ignorarlos y seguir corriendo, pero esta visto que eso de "si no miras no están" no siempre funciona. Ya veía la puerta de mi casa cuando note que alguien me tocaba el hombro izquierdo, me gire para ver quien era y allí estaban, sin casi darme cuenta aquellos cinco ya me tenían rodeado. Sin poder parar, aunque lo intente, me puse a dar vueltas sobre mi mismo, me imagino que era para encontrar alguna salida a aquella situación, y quizás fue por eso que no pude ver quien de ellos me dijo, "danos la caja, ya", mientras oía eso pude ver como uno de ellos tenia en su mano un objeto que no no llegue a ver entero, pero si pude distinguir que acababa en punta y esta era metálica, mala cosa. Sin darme tiempo a pensar una forma de zafarme de aquel circulo malicioso, note como algo frío como el hielo rozaba mi pecho y la parte interna de mi brazo, esto es el fin pensé. Desperté al oír una voz familiar que me pedía que me estuviera lo mas quieto posible mientras me extraía el objeto, que por cierto ya no lo notaba tan frío como antes, una vez que me lo saco oí otra vez la voz familiar "39,2 no hay duda, has pillado la gripe, menos mal que ayer compramos una caja de paracetamol"


3 de enero de 2016

Cena de Navidad

Ya hace dos años que la empresa de Pedro esta en crisis, en estos años por la puerta a salido mas gente antigua que nuevos han entrado. Los primeros meses fueron los peores, cada día al fichar nadie podía estar seguro de que acabaría la jornada con trabajo, pero con el tiempo hasta al miedo te acostumbras. Al principio de todo alguien escribió en la pared de los vestuarios: "vida por vida primero la mía", y esta seria el manual que todos seguimos desde entonces. Es triste pero no te puedes fiar de nadie, de los antiguos por que no se ven capaces de encontrar otra cosa fuera de allí, y de los nuevos por que quieren tu puesto a toda costa, incluso en el comedor alguno se valentona hablando del cambio generacional. Resumiendo, Pedro ya no tiene compañeros de trabajo, quizás algún conocido, pero la palabra compañero ya no se pronuncia en la empresa. Pedro una cena de navidad se lo intento explicar a un familiar con el siguiente ejemplo. Hace tres años 16 compañeros me mandaron un mensaje al móvil felicitándome las fiestas, hace dos 5 personas, y esta noche 2 y ninguno trabaja conmigo, para el año da igual si lo tengo encendido o no. Termino el ejemplo con una sonrisa que tapaba la humedad de los ojos, el decía que le daba igual, que lo importante era la familia, pero se olvidaba de cuando decía que el tenia dos, la de casa y la del trabajo. Y casi sin darse cuenta llego la navidad, llegaron las luces a la calle, llegaron los villancicos, las compras, la lotería y como no, las felicitaciones y en esto Pedro se equivoco las navidades pasadas, 24, si 24 fueron los mensajes al móvil y solo 3 de amigos, el resto eran del trabajo.
Hace unas semanas uno de la oficina decidió llamar a toda la plantilla para proponer hacer una cena de navidad, la idea no fue bien acogida, pero la pesadez de este hombre no tenia limites y poco a poco la gente se fue apuntando, y ha tres noches de la cena el 98% de la plantilla había dicho que si. Pedro comento en casa que seria una cosa rápida, "ceno y me vengo para casa, no me apetece discutir cuando alguno tenga dos copas encima y se le de por tocarme los huevos", la mujer solo le dijo una cosa: "disfruta, ríete de chistes malos, pero no te enfades que es navidad". La cena paso sin pena ni gloria, muchos chistes malos, anécdotas del trabajo, historias y mas historias, los mayores de cuando todo se hacia a mano, los jóvenes de como la informática salvo la industria, y así hasta los postres. Serian las cuatro de la madrugada cuando sonó el teléfono en casa de Pedro, la mujer lo cogió pensando en que alguien se había equivocado, "¿es la casa de Pedro?" pregunto una mujer, Si, contesto ya asustada su mujer, ¿que paso, quien es usted?, "la llamo del hospital, no se preocupe pero su marido esta aquí?", ¿pero que paso?¿esta bien, que le pasa?, no paraba de preguntar la mujer, "nada grave, usted venga y ya le informamos" eso fue lo ultimo que le dijeron antes de colgar. En 20 minutos la mujer de pedro entraba por la puerta de urgencias y al primero que vio de uniforme le pregunto por su marido, el celador la mando a información, ya en la ventanilla volvió a preguntar por Pedro, "no me de nombre, le dijo la persona que estaba al otro lado del mostrador, dígame la empresa", ¿la empresa, pero que pasa aquí? pregunto la mujer de Pedro, "que pasa, la de información ya un poco quemada, que no tendremos pocos enfermos, que dos empresas, cada una en una cena, se han liado a hostias, que los tenemos separados en distintas salas y desde la revolución Rusa nunca nadie a oído tantas veces la palabra compañero, compañero por ti la sangre, compañero por ti la vida, compañero aquí estoy yo, y así llevan mas de una hora con esas memeces". Y por culpa de un empujón yendo al baño y la posteriores no disculpas de uno de una empresa competidora, consiguió que los enemigos de su propia empresa pasaron a ser compañeros de armas, y de moratones, y de puntos y de risas, por que no.
Pedro les desea que para las próximas fiestas los móviles se llenen de mensajes. Feliz 2016