Estos últimos años los he pasado mas por el extranjero que por España, eso me dio la oportunidad de conocer otras formas de vida, así como costumbres, y las cosas mas básicas, comidas, bebidas, horarios, etc. Pero hoy quiero comentar mis visitas a un país, Inglaterra, creerme si os digo que habiendo estudiado algo de ingles, siempre me dio miedo el tener que viajar a este país. En la ciudad de Londres, en mis distintas visitas me han pasado las cosas mas comunes, y ni preparando minuciosamente mi viaje deje de caer en las cosas mas tontas, como: llegar temprano a los sitios, cambiar el nombre de las comidas, por culpa de mi excelente pronunciación de este estupendo idioma llamado el ingles, que se escribe de una forma y se pronuncia de otra, conducir unos metros en dirección contraria, solo unos metros de verdad, perderme por las calles. Recuerdo un día que me perdí en una avenida y me tuvieron que buscar desde casa con el Google Maps, yo me apoye de espaldas a un escaparate de una conocida marca de ropa y desde casa por teléfono me mandaban a la derecha o izquierda, y así podría contar varias anécdotas, pero lo dejare aquí de momento porque tampoco quiero dar la imagen de despistado. Por cierto, yo debo de ser el mas burro del mundo porque no conozco a nadie que le pasara estas cosas, aunque me quedo con la explicación que me dio un día alguien, "no eres el mas despistado, eres el mas sincero". Y hoy voy a demostrarlo, os contare algo que muchísima gente diría, mejor dicho, juraría y perjuraría que a ellos nunca les pasaría, pues lo siento, a mi si.
En aquel viaje había salido de España no solo con un compañero de trabajo, sino también con gripe y mi salud no mejoro con el clima de las islas. Mi estado era lamentable y decidí comprobar mi temperatura animado por mi compañero de viaje, con un termómetro que nos dejaron en la recepción del hotel donde pasamos la noche. Me retire a mi habitación sin haber cenado y una vez acomodado me puse el termómetro. A los pocos minutos comprobé la temperatura y "JODER 103º". Rápidamente llame a mi compañero para alertar de mi situación. "José: tengo 103º, se me está friendo el cerebro". Tranquilo, ¿estás seguro? me pregunto. Pues claro que estoy seguro, aquí pone 103 y en el caso que fueran 10,3 sería peor, estoy congelado como Walt Disney. Al rato se presento en mi puerta y viendo el termómetro decidimos ir lo más rápido posible a recepción, el que sabia mas el idioma, decidió llevar la voz cantante “señorita una ambulancia rápido mi amigo se quema". La cara que puso la pobre mujer al escuchar en perfecto Español con toques ingles y hasta diría que alguno mexicanos, era un poema. Lo primero que nos pidió fue tranquilidad y después me pidió el termómetro para comprobar la temperatura que allí ponía. En el tiempo que ella comprobaba, nosotros comentábamos que para estarme friendo, no estaba notando nada de dolor extraño al que ya traía. A rato la señorita se puso a reír como si por fin entendiera lo que le habíamos contado. "Fahrenheit, aquí son fahrenheit, no centígrados como en España". Vamos como mucho tenia entre 38º a 39º. Nos miramos y no sé que fue más, si la risa de la chica o nuestra vergüenza. De camino a nuestras habitaciones oigo que la graciosa me llama, "eh míster, ¿anulo la ambulancia y los bomberos, No?. YES.
No hay comentarios:
Publicar un comentario