No era la
primera vez que estaba delante de un ataúd, pero si era la primera en que
dentro estuviera un amigo suyo, un amigo de casi su misma edad, esa edad a la
que se piensa que uno es inmortal. No habían pasado ni cinco minutos cuando la
madre del difunto vestida completamente de negro le pidió que le acompañara a la cocina, allí
le esperaban tres policías. Aun no se había sentado en una de las sillas y ya
estaba bloqueado de tantas preguntas, aun no terminaran una y ya comenzaban con
otra hasta el punto de mezclarse y perder así todo sentido. Viendo que él no contestaba
a ninguna de las preguntas, uno de los hombres decidió otro método de
interrogatorio, en vez de responder preguntas, le dijo, cuéntanos a tu manera que pasó ayer, y
comenzó su relato. Cuando fui a buscar a Jim estaba lloviendo, la verdad es que
llevábamos toda la semana con mal tiempo, ese era el motivo de que no quisiera
salir de casa ayer, pero después de varios minutos intentando convencerlo, al
final lo conseguí. Desde su casa fuimos directos al Cosmos, el bar donde
pasamos muchas tardes, y sobre todo los días de temporal, allí nos encontramos
con la flor y nata del barrio, si quieres encontrar a alguien, búscalo en el
Cosmos, allí seguro que lo encontraras tomando una cerveza y escuchando buena
música saliendo de su Jukebox, por cierto a Jim le gustaba mucho la B-3,
“Maybe” de Janis Joplin. Al entrar en el local me fije que en una de las mesas
del fondo alguien me hacía señas, era Freddy, un compañero de instituto que me
estaba esperando con un tablero encima de la mesa para retarme, al mejor de
cinco, me dijo con media sonrisa en su boca, hoy vengo a tope, continuo
diciendo, hoy no vas a ganar ni una, decía mientras su sonrisa ya era completa,
pues al lio, dije, todo el mundo sabe que yo no escapo a ningún reto, sea de lo
que sea, como dice el letrero de detrás de la barra del Cosmos: “la reputación hay que alimentarla todos los
días”. Mientras yo comenzaba la primera partida, Jim quedaba sentado en la
barra hablando con Phil, si cogiéramos una escala del 1 al 10, Phil estaría en
el 5 a la hora de buscarse problemas, cuando se junta con alguno puede llegar
hasta el 12, pero ayer estaba solo. Como era normal, perdí la primera partida,
no solo fue porque Freddy jugara mejor, también porque no estuve con la
concentración necesaria, mientras jugaba no deje de estar atento de Jim, pero
eso cambio en la segunda, mi hambre de victoria me hizo centrarme solo en el tablero,
es por eso que no vi entrar a los dos amigos de Phil. Un “JODER”, retumbo en
todo el local, acababa de perder la segunda partida, me levante y me fui hacia
la barra para despejarme un poco, no me lo podía creer, había perdido cuando
llevaba toda la partida por delante y con superioridad numérica, pero me
confié, y perdí, nuca debes levantar el pie del acelerador hasta que cruces la
meta. Mientras pedía un refresco de limón, Jim se acerco a mí, oye, me dijo,
Phil y sus amigos quieren que los lleve en la barca hasta el astillero, ¿te
apuntas?, mientras me preguntaba, yo mire fijamente a uno de los amigos de
Phil, el tío no paraba de rascarse los brazos, daba la impresión de que algo le
había dado alergia. Pero no era alergia, era el mono, corría el rumor que
debido al temporal que aun duraba, aunque ya se estaba acabando, hacia días que
no llegaba droga a la isla, y esto ponía al descubierto a todo el que estaba
enganchado, tres días sin droga y se podría hacer un censo de los colgados.
¿Qué vienes, no?, me preguntaba Jim una
y otra vez, si conteste, pero déjame acabar la partida, no quería que alguien
pudiera decir que me había rendido. La excursión iba a ser corta, no más de 200
metros separaban el embarcadero donde Jim tenía la barca y el astillero, pero
si es verdad que esos
200 metros eran a mar abierto, por lo cual el viaje tenía su peligro. Recuerdo
lo que un día me dijo un viejo lobo de mar: “los de interior le llaman el mar,
pero nosotros la llamamos la mar, ¿Por qué en femenino? te preguntaras, por que
como las mujeres puede cambiar en cualquier momento, tanto te da un beso, como
al segundo, te pega una hostia”. Una vez en la barca navegaríamos a remos hacia
el astillero (el motor hacia demasiado ruido), allí están fondeados los barcos
que esperan ser reparados. Una vez alcanzado uno de ellos, subiríamos a
cubierta, de allí al puente, la idea es localizar los botiquines de emergencia,
estos suelen llevar varias dosis de morfina, la cogemos y volvemos a la barca,
ya en tierra que cada uno se busque la vida. y ahora se preguntaran ustedes: ¿Y
cómo es que lo veo tan fácil?, porque ya se hizo más de una vez y siempre salió
bien. La mayoría de los barcos son extranjeros y de paso, cuando se dan cuenta
de que les falta la morfina ya están en alta mar y no suelen denunciar la
falta, tanto delito es robarla como que te la roben mientras nadie vigila el
barco, es muy jodido quedarse abordo mientras el resto se va al puerto a beber
hasta el agua de los floreros, y además quien va a arriesgarse a salir a la mar
con este tiempo, pues nosotros. Comencé la tercera partida y ellos aun seguían
en la barra esperándome, yo seguía con la misma tónica que al principio, vamos
que iba perdiendo, pero de repente paso algo que hizo cambiar las cosas, sin
casi posibilidades conseguí algo que podía hacer cambiar el rumbo de la
partida, y fue en ese momento cuando mire hacia la barra del Cosmos y vi que estaba
vacía, se habían ido sin mí. Pasaron horas hasta que volví a saber de ellos,
las noticias que me llegaron no eran buenas, de los cuatro que subieron a la
barca, solo uno volvió a tocar tierra. Según dice, salieron del bar hacia el
embarcadero, allí sacaron la barca del almacén donde se guardaba los días de
mal tiempo, una vez en el agua se montaron y pusieron rumbo a los barcos que ya
tenían escogidos los amigos de Phil desde ese tarde. Me imagino que el mono
tuvo mucho que ver a la hora de la elección, que eligieron los más grandes,
mayor tamaño, más tripulantes, más dosis, eso fue lo que pensaron. En el primero las cosas salieron según lo
pensado, y consiguieron fácilmente 4 dosis, pero aun no era suficiente,
decidieron pasar al segundo, y de ahí al tercero, y como buenos enganchados a
las drogas, nunca tienen bastante y decidieron ir al que posiblemente tendría
el botín mas jugoso, el barco más grande de los que estaban fondeados, pero
también el más alejado de la costa. Estaba escalando el primer pirata por las
escalerillas que colgaban en uno de los laterales del barco, cuando un foco los
deslumbro, la guardia costera acababa de localizarlos, parece ser que en el
tercer barco sí que había gente, el cocinero se había quedado para preparar la
cena, muchos barcos fondeados y pocos hoteles en la isla, la tripulación de ese
barco volvería para cenar y dormir abordo. El cocinero se mantuvo en silencio
viendo que eran tres, mejor los dejo ir y que la costera se encargue de ellos,
pensó. La huida ya comenzó mal, el que estaba escalando intento bajar lo más
rápido posible, pero se cayó, su cuerpo aun no ha aparecido, los otros tres
remaron lo más posible para escapar, pero era tal la descoordinación que a unos cien metros del embarcadero la barca zozobro
debido a una racha de viento, Jim siempre me decía: “el viento en la mar
siempre o en la cara o en el culo, nunca en las orejas”. Tres se fueron al agua
y solo uno llego a tierra, y ese no era Jim, el único que lo consiguió fue el más
colgado de los dos amigos de Phil. Ya en tierra tuvo la feliz idea de relajarse
un poco, con una dosis le llegaría, pero llevaba las cuatro del primer
barco en el bolsillo del pantalón, total ya nada podía hacer por los demás, se
marcho a su casa, dos horas mas tarde lo encontraron muerto encima de su cama, se había
inyectado tres de las cuatro dosis. Ya lo dije antes, para ellos nunca es
suficiente, y eso es todo lo que se. En resumen, dijo uno de los policías, nos estás
diciendo que tu no fuiste a la excursión esa, porque ganaste una partida, no,
conteste, no fui por una dama, y al conseguirla pensé que mi suerte había cambiado y ganaría
la partida, pero fue solo un espejismo, al final perdí.
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