Vengo del sur de
entrega una estatua para un jardín. La hora de la entrega fue a las
dos de la madrugada, parece ser que el cliente da una comida hoy y la estatua
es una sorpresa. El viaje casi me lo voy a saltar, solo deciros que como los anteriores
el tiempo fue muy justo. Tengo que conseguir por lo menos tiempo para
comer, el comer conduciendo no le sienta nada bien a mi estómago. A una hora de
mi llegada recibo las últimas instrucciones para la entrega, ya en el
destino me encuentro con el cliente en la puerta de
una urbanización de chalets. Después de los saludos me pide
que lo acompañe, pasamos entre las casas unos cien metros, siempre
pisando jardín ya que no había caminos específicos,
quitando las entradas a las casas, y un puente para cruzar un supuesto
lago. Aquí, aquí mismo me la deja usted, me dijo de
repente. ¿Cómo dice?, le pregunte, Que aquí la quiero poner, me
contesto. Aunque hacia algo de frío a mí me subió la
temperatura de repente. ¿Dígame por favor que no estamos solos?¿
usted sabe que la carga pesa unos 400 kg?, pregunte asustado, No contesto, pero
su cara de repente era un poema. De camino de vuelta
al furgón me contó que la compro por Internet y
el leyó 40 kg no 400. Cuando llegamos al furgón le enseño
la carga que delgada sí, pero pesada mucho. Después de un rato
pensando, sin parar de mirar la estatua, me dice, vamos a ver, usted está
fuerte a simple vista con 50kg puede, yo
aunque poca cosa hago fitness 30kg para mí, a mi suegra venga 20kg adjudicados,
Antonio el vigilante nocturno hace pesas 80kg le tocan, y a Anita que
cuida la casa y al limpiar la he visto levantar cosas, por lo cual el resto
para ella, y se fue tan contento a buscar al equipo, vamos yo
de números no soy pero Anita tiene que levantar 220kg. Al cuarto de
hora vuelve con el escuadrón de la carga y descarga. La suegra era
mayor pero tenía un aire con Angelina jolie, después de diez años
muerta. El de seguridad creo que no levantaba pesas, se
las comía y las guardaba en el estómago. Y detrás la Messi
del asunto, Anita 1,50 de alto y 90 de peso, recién levantada de la
cama y con cara de pocos amigos. El cliente organizo. cliente: los
tres hombres a la base, suegra usted busque la ruta y
Anita a la cabeza. Anita lo intentó pero aquello no se movía. cliente:(gritando)
Anita que pasa nos deja todo a nosotros, ponga algo de su parte, con
esa actitud no podemos. Anita: yo pongo pero esto está pegado
al suelo. cliente: menos disculpas y levante que yo sé que usted
puede. Anita: señor ¿y si la cambia por unos
enanitos?, así sí que puedo. Mientras sigue la disputa se me da por
mirar a la puerta de la urbanización y allí estaban dos
niños quietos y sin perder detalle, parecían las niñas de
la película "el resplandor". En esto que el cliente los ve
y gritando (como no) cliente; niños ¿no tenéis papas?. niños:
sí. cliente: ¿y cómo son?¿tal vez fuertes?. el mío juega al pádel,
contesta uno. Pues venga a avisarles rapidito. Al rato a lo lejos
aparecen cuatro siluetas aparte de los niños. No os puedo explicar porque
al verlos se me vino a la cabeza el grupo ABBA. Ellas competían en
joyas, una era el catálogo de Tous y la otra del corte inglés. El del pádel
creo que se fumó medio jardín y el otro
se bebió parte del lago. A rato de llegar el fumado tomo el mando y
tous pregunto por Antonio (no lo había visto dentro
del furgón),¿ alguien lo vio o estará tocándose en la
garita? Estoy aquí señora, comento mientras salía de la oscuridad de
la caja del furgón tous quedó helada pero fue el del lago el
que rápido cambio el tema, a su manera claro. Pues
mira así duermes más tranquila sabiendo que vigila con dos
porras. Menos Antonio los demás no pudimos aguantar la
risa. Después del cachondeo llego el momento de la verdad,
aquello empezó a moverse y la verdad cuando la vi fuera
del furgón respiré, y ahora que la pongan donde
quieran, pensé para mí. El trayecto por
el jardín fue caótico el cliente y Anita no pararon de
darse caña mutuamente, pero la más sonada fue cuando hubo
que romper un arbusto, y el cliente le explicaba a Anita que los
jardineros tenían un pegamento especial para estos casos. Llagamos al
puente y el fumado decidió nadar un rato llevándose a uno de los
niños por delante. Pero aun así llegamos, la tous sin un zapato, el
fumado empapado, Anita desquiciada Antonio no volvió a ser
el mismo desde el comentario, y la del corte creo que lo miraba de otra forma
sabiendo como patrullaba. Por cierto si la estatua era una sorpresa creo que
con el follón que montamos salieron todos los vecinos, no para
ayudar, pero si para ver un espectáculo único, que si no lo ves no te
lo crees.
19 de septiembre de 2016
4 de septiembre de 2016
Planta 25
Crisis, posiblemente esta sea
la palabra más usada en los últimos años. Desde hace algún tiempo el término
crisis es la cuartada perfecta para todo tipo de comportamiento en el ser
humano. Por ella se dejó de amar, sonreír, tener salud, perdida de amistades,
en resumen, de vivir como estábamos acostumbrados. Pero dejare el mundo de la
crisis en general y os contare algo del ámbito laboral.
No hace mucho cuando en la
empresa todo iba más o menos bien, incluso tenía alguna amistad, cosa que al día
de hoy sería imposible, pero continuemos, vivíamos como se dice, en paz y
harmonía, pero apareció ella. De un día para otro y casi darnos cuenta, el mal
ambiente se hizo fuerte en la obra, sin saber muy bien cómo, todos pasamos a
ser objetivo de caza de los encargados, esos seres que pasaron a dar órdenes
sin pensar en los demás, solo en ellos y en la empresa, siempre decían que no tenían
tiempo para pensar en todo. Pasaban los días sin saber cuándo tú serias el
siguiente en subirte al tren del desempleo, las luchas de peloteo se hicieron
comunes a la hora de la comida, como si del cine se tratara “solo puede quedar
uno”. Al principio expresiones como: “aquí
eres un número más” “la empresa pierde dinero contigo” “50 tienes detrás de ti que
quieren tu puesto”, te llegaban a molestar, pero con el tiempo hasta puedo
decir que, muy a mi pesar, te acostumbras a todo, incluso a esas lindezas.
Fueron pasando los meses y las cosas no fueron a mejor, pero tampoco a peor,
aunque también puede ser que a mi cada día todo me daba igual, hasta el punto
que casi me subo al tren yo voluntariamente. Pero una mañana después de una
reunión sorpresa en la caseta del encargado, mi mente salió del standby, en el
que había estado esta última temporada, para ponerse a funcionar a pleno
rendimiento. Y la verdad necesitaba que así fuera ya que solo tenía una semana
para pensar en algo que fuera definitivo, hay en campos que no basta con
decirlo, también tienes que demostrar que tú eres un profesional. Recordé que
cuando de joven tenía que buscar inspiración para salir de algún lio, solía dar
largos paseos por la orilla del mar, y eso hice. Cuando llegue a la costa, que
por cierto está a cinco minutos de mi casa, y aun así hacía tiempo que no
visitaba, vi que lo de pasear tranquilo iba a ser un poco complicado debido a
la cantidad de gente que me encontré paseando, el paseo del colesterol estaba
en pleno funcionamiento, no tengo dudas de que la crisis algo tendrá que ver también
con esto, de momento el pasear es gratis. Me vuelvo para mi casa convencido de que el paseo de la brainstorming lo tengo que realizar a las horas que la gente
suele dormir, paseare de madrugada, a esa hora donde los del colesterol soñamos
con panceta y donuts. Ni el primer, ni el segundo paseo de nocturno dieron sus
frutos, el tercero día me pillo la madrugada y no me convenció del todo, pero el cuarto fue
redondo, joder que bueno soy, ahora solo falta que todo sea igual a ese
amanecer. Tuve que esperar más de lo deseado, pero al final llego ese día,
todos los informativos de la televisión y varias páginas de internet me
confirmaban que la mañana del día siguiente sería la más adecuada para mi
reunión con mi superior, y así quede con él por wasap, nos veremos a primera
hora en la panta 25 de la obra. La niebla de esa mañana nos daría a los dos
algo que necesitamos, a mí la tranquilidad, ya que sufro de vértigo, y a él,
tiempo para pensar, 5 segundos, más o menos son los que tendrá antes de tocar
suelo.
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