Crisis, posiblemente esta sea
la palabra más usada en los últimos años. Desde hace algún tiempo el término
crisis es la cuartada perfecta para todo tipo de comportamiento en el ser
humano. Por ella se dejó de amar, sonreír, tener salud, perdida de amistades,
en resumen, de vivir como estábamos acostumbrados. Pero dejare el mundo de la
crisis en general y os contare algo del ámbito laboral.
No hace mucho cuando en la
empresa todo iba más o menos bien, incluso tenía alguna amistad, cosa que al día
de hoy sería imposible, pero continuemos, vivíamos como se dice, en paz y
harmonía, pero apareció ella. De un día para otro y casi darnos cuenta, el mal
ambiente se hizo fuerte en la obra, sin saber muy bien cómo, todos pasamos a
ser objetivo de caza de los encargados, esos seres que pasaron a dar órdenes
sin pensar en los demás, solo en ellos y en la empresa, siempre decían que no tenían
tiempo para pensar en todo. Pasaban los días sin saber cuándo tú serias el
siguiente en subirte al tren del desempleo, las luchas de peloteo se hicieron
comunes a la hora de la comida, como si del cine se tratara “solo puede quedar
uno”. Al principio expresiones como: “aquí
eres un número más” “la empresa pierde dinero contigo” “50 tienes detrás de ti que
quieren tu puesto”, te llegaban a molestar, pero con el tiempo hasta puedo
decir que, muy a mi pesar, te acostumbras a todo, incluso a esas lindezas.
Fueron pasando los meses y las cosas no fueron a mejor, pero tampoco a peor,
aunque también puede ser que a mi cada día todo me daba igual, hasta el punto
que casi me subo al tren yo voluntariamente. Pero una mañana después de una
reunión sorpresa en la caseta del encargado, mi mente salió del standby, en el
que había estado esta última temporada, para ponerse a funcionar a pleno
rendimiento. Y la verdad necesitaba que así fuera ya que solo tenía una semana
para pensar en algo que fuera definitivo, hay en campos que no basta con
decirlo, también tienes que demostrar que tú eres un profesional. Recordé que
cuando de joven tenía que buscar inspiración para salir de algún lio, solía dar
largos paseos por la orilla del mar, y eso hice. Cuando llegue a la costa, que
por cierto está a cinco minutos de mi casa, y aun así hacía tiempo que no
visitaba, vi que lo de pasear tranquilo iba a ser un poco complicado debido a
la cantidad de gente que me encontré paseando, el paseo del colesterol estaba
en pleno funcionamiento, no tengo dudas de que la crisis algo tendrá que ver también
con esto, de momento el pasear es gratis. Me vuelvo para mi casa convencido de que el paseo de la brainstorming lo tengo que realizar a las horas que la gente
suele dormir, paseare de madrugada, a esa hora donde los del colesterol soñamos
con panceta y donuts. Ni el primer, ni el segundo paseo de nocturno dieron sus
frutos, el tercero día me pillo la madrugada y no me convenció del todo, pero el cuarto fue
redondo, joder que bueno soy, ahora solo falta que todo sea igual a ese
amanecer. Tuve que esperar más de lo deseado, pero al final llego ese día,
todos los informativos de la televisión y varias páginas de internet me
confirmaban que la mañana del día siguiente sería la más adecuada para mi
reunión con mi superior, y así quede con él por wasap, nos veremos a primera
hora en la panta 25 de la obra. La niebla de esa mañana nos daría a los dos
algo que necesitamos, a mí la tranquilidad, ya que sufro de vértigo, y a él,
tiempo para pensar, 5 segundos, más o menos son los que tendrá antes de tocar
suelo.
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