6 de enero de 2017

Secuestro en navidad

Hacía poco que comenzaran los años 70, y era la primera vez que en unas fechas tan sensibles como son la navidades ocurría algo semejante en aquella zona. Desde finales del mes de agosto no se habían producido acciones hostiles entre los dos bandos. Atrás quedaron autenticas batallas épicas con todo tipo de armas para utilizar, pero la vuelta a las clases trajeron la paz. Tal fue el armisticio que tropas de los dos bandos descansaban en el mismo tambor de Colón, habilitado para ser un cuartel de campaña. Muchas fueron las guerras sin motivo aparente que dejaban muertos que volvían a la vida, y mutilados que se recomponían con ayuda de algún mayor. Toda esta tranquilidad se rompió un día de diciembre con los niños de San Ildefonso de música de fondo, al abrir el cuartel saltó la sorpresa, mas de la mitad de los madelmans habían desaparecido. Todo hacía pensar en un comando enemigo no detectado, o incluso en una célula durmiente, que sabiendo lo delicado de las fechas había conseguido dar un golpe perfecto sin recibir la respuesta adecuada, tenemos que recordar que se suponía que eran tiempos de paz. En cuestión de minutos se formó un comando de voluntarios para comenzar una búsqueda por toda la casa. Viendo que el resultado no fue positivo, se amplió la búsqueda a las casas de los mas allegados, e incluso de vecinos del mismo bloque. Las horas pasaban y las noticias desde los distintos puntos no eran buenas, no se encontró ni una sola pista. A las dos horas se lanzó el comunicado oficial, se eligió la hora de comer para tener mas publico, "un comando de elite ha sido secuestrado". Los días pasaron y cuando parecía que no podía pasar nada mas llegó el segundo zarpazo, dos valientes que se encontraban de baja medica por perdidas de miembros, y que a duras penas se tenían en pie, desaparecieron una noche sin mas. Esto acabó con la poca moral que quedaba en el cuartel. Se intentó buscar voluntarios para esta segunda búsqueda, pero el existo fue mas bien poco, los mutilados ya no tenían tanto interés como los sanos, aun así por mi parte nunca se dejaron de buscar, ya que eran como de la familia. Fue en la cena de nochebuena cuando llegó la primera pista que podíamos considerar buena, un familiar muy cercano me contó que se estaba poniendo de moda que un tipo con pinta de bonachón te dejara algún regalo debajo del árbol de Navidad. Estaba claro, como no se me ocurrió antes, solo un marine americano podía liberar al comando y dejarlo debajo de un árbol, pero eso no pasó. La noche se acabó y no fueron liberados. Durante la comida de Navidad volví a hablar con ese familiar para comentarle que algo tuvo que fallar, y fue entonces cuando me conto otro rumor, se dice que en ocasiones el presunto marine y sus ayudantes se llevan cosas para los mas necesitados. ¿Como que otro tiene mi comando? Eso es imposible, los míos semper fidelis. ¿Qué puedo hacer?, pregunté a esa persona tan sabia, pues portarte bien, me contestó, y así, continuó, con la mediación de los tres Reyes podrán ser liberados. Pasó la noche de fin de año y el día de año nuevo, ya solo faltan cinco días para que Sus Majestades pongan toda la carne en el asador al negociar. Por fin llegó el día de reyes, y aunque tenía muchísimas ganas de saltar de la cama, espere unos minutos para asimilar que había muchas posibilidades del fracaso de esos tres señores mayores. Abrí la puerta de mi cuarto con cuidado y al fondo del pasillo, en una esquina, como agazapados, se encontraba toda mi tropa en perfecta formación. No solo estaban todos, incluido los antiguos mutilados, que ahora ya estaban enteros, todos tenían uniformes nuevos, nuevas armas, incluso dos tenían un medio de transporte, y uno ya estaba preparado para la nieve con trineo y perro incluido. Desde ese día solo puedo decir dos cosas: yo soy de los Reyes de por vida, y ahora mis tropas son casi invencibles. Feliz día de Reyes.



No hay comentarios:

Publicar un comentario