Ya han pasado 44.613 horas desde que Carlos sentado cerca del pulpo pensó que lo mejor para salir del hoyo era saltar al vacío, y sin red como a el siempre le gusto. Pero alguien le pregunto la hora que era, y eso lo hizo desistir, no quería publico, era un acto muy personal que requería la soledad mas absoluta. Dejo al pulpo donde estaba y se marcho para casa, mañana será otro día, y pensó que viniendo mas temprano seguro que nadie lo molestaría. Al día siguiente se quedo dormido, al otro llovía, y decidió posponer la visita al pulpo para otro momento. Pasaron las horas casi sin darse cuenta, aunque había días que parecía que tenían mas de 40 horas en vez de 24, pero cuando uno intenta salir de un hoyo sin luz los segundos se hacen mas largos, dicen que dura mas una tristeza que una alegría, mentira, duran lo mismo, pero una jode mas que la otra. Durante la escalada hacia la superficie a Carlos le fallaron muchas veces las fuerzas, pero esta vez, y posiblemente por los años ya vividos, decidía parar el tiempo necesario para recuperarse y poder seguir. Era momento de aplicar el "vísteme despacio que tengo prisa", y el tenia todo el tiempo del mundo, aparte en el ultimo momento siempre aparecía alguien, incluso desconocidos, para darle un pequeño empujón. Ya han pasado 44.613 horas desde que Carlos se sentó al lado del pulpo, y aun queda hoyo que escalar para llegar a la superficie. Pero cada mañana Carlos al despertar, desde hace 1.817 días, lo primero que piensa es: el pulpo puede esperar
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